Continuamos con el análisis de temperatura en nuestras ciudades haciendo una parada en Mérida, donde el clima húmedo y tropical potencia los efectos del calor.
Así como en otras ciudades que hemos analizado anteriormente, la distribución del calor en Mérida muestra una relación directa con sus vialidades principales, particularmente generando un efecto de frontera en torno al periférico. El fenómeno se invierte en las zonas externas al periférico: allí, los entornos con menor proporción de edificación tienden a registrar temperaturas por debajo del promedio de la ciudad. Lo que se relaciona con las altas densidades de vegetación en las zonas rurales y sin urbanizar.


Para aislar los efectos de la alta densidad de vegetación, observamos únicamente las temperaturas al interior del periférico de Mérida e identificamos que las zonas más frescas coinciden con los principales parques de la ciudad, así como con áreas que aún no han sido urbanizadas. Estos espacios, funcionan como reguladores térmicos que mitigan los efectos del calor en la ciudad.
En una ciudad con una alta atracción a nuevos desarrollos inmobiliarios, y por lo tanto, un crecimiento urbano acelerado, el tipo de edificaciones y la permanencia de áreas verdes serán clave para mitigar las altas temperaturas de la zona. ¿Cómo se diseña para mantener una relación entre lo construido y no construido? Los datos sugieren que hay potencial en las zonas no urbanizadas para regular las altas temperaturas, pero será necesario modificar la dinámica actual de modo que no se privilegie el desarrollo inmobiliario sobre los servicios ecosistémicos.


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