Investigador: Victorino Morales
El barrio El Alto en la ciudad de Puebla es uno de los espacios más significativos de la ciudad en su historia, cultura, economía y política. Centro político del gobierno del Estado, de la gastronomía social y del origen de la ciudad misma, el barrio ha sufrido transformaciones a lo largo del tiempo y ha pasado de ser el centro económico de la ciudad a un barrio con una alta tasa de abandono y con condiciones sociales complejas donde se destaca la riqueza cultural, la pobreza de ingresos, el reconocimiento culinario, la falta de visitantes, la capital de los mariachis en Puebla y una zona que se abandona después de las 19:00 horas.
Así, Cátedra El Alto es un proyecto que surge como respuesta al interés de distintos actores en el barrio. En primer lugar, es Revitalización El Alto, una AC que junto a capital privado trata de invertir en el barrio para poder detonarlo. A partir de conocer a los interesados en poder participar en proyectos de participación pública y transformación urbana, es la Escuela de Arquitectura, Arte y Diseño del Tecnológico de Monterrey en Puebla quien muestra el interés y comienza a trabajar de la mano del sector privado y la organización no gubernamental para extender experiencias académicas que ya se llevan a cabo en el aula a la ciudad. Para ello, el sector privado accede a prestar durante un año una propiedad para que la Escuela la dote de mobiliario y así convertirla en aula, la forma en la que trabaja la iniciativa de Tec Sites, la cual consiste en extender la capacidad de la Escuela más allá de las barreras del campus y así crear micro campus fuera del Tec.
Se conjuntan así los elementos necesarios para invitar y lograr que otros colegas y estudiantes se integren con efervescencia al proyecto. A partir del momento que se contó con el espacio, la creación de eventos fue inherente y por lo tanto el involucramiento de los externos hacia el proyecto, así como la credibilidad de los residentes hacia la institución y los que pertenecen a ella.
1. Confianza. Hacer, lugar y saber.
En los más de 30 proyectos vinculados que se han realizado desde la comunidad académica más las decenas más de ideas que surgieron de la comunidad, es difícil aclarar dónde estaba la intención o dónde estaba la guía para poder permitir que estas ideas surgieran.
A través de los meses que se ha trabajado, podemos llegar a la conclusión de que el primer paso a dar es la creación de lazos de confianza institucional. Esto es, presentar el proyecto a la comunidad de profesores, estudiantes y colaboradores del Tec. Esta comunicación institucional del sitio hacia la ciudad fue fundamental porque permitía generar estrategias de comunicación donde el profesor o estudiante que llegaba a participar cuando los proyectos ya corrían, eran recibidos con una apertura casi inmediata.
Además de las estrategias anteriores donde destacan el hacer (proyectos) y el lugar (el sitio Tec), se debía generar una herramienta capaz de recopilar e informar a la ciudadanía sobre quiénes éramos, qué hacíamos, cómo participar y cómo contactarnos. Para ello se creó el sitio web catedralalto.org donde se pone a disposición toda la información relativa a profesores, sus proyectos y en algunos casos sus alumnos. Aunque no fue una herramienta consultable para la mayoría de la población, esta herramienta muestra una apertura hacia la transparencia, el hacer, informar y a ser parte de procesos existentes y nuevos en el barrio.
2. Proyectos. Redes comunitarias.
La Cátedra El Alto comenzó con dos proyectos a los cuales se les vinculó desde el inicio. Dos profesores del departamento de Arquitectura fueron parte de este primer equipo que reconoció el barrio, los socios formadores, y crearon un esfuerzo en conjunto en sus materias para poder crear información, proyectos e ideas que beneficiaran al barrio en el largo plazo. Después siguió la inmersión de un proyecto de Animación digital, que habilitó un entregable de cortometraje contando historias del barrio desde la misma voz de sus portadores.
Una suerte de efecto dominó, se comenzó a vivir. más profesores se unían por el simple hecho de escuchar el proyecto en los pasillos, o por la posibilidad de vincular sus proyectos académicos con un ente real tan fácilmente. Para este momento ya existía una red de confianza donde al menos una decena de personas administrativas y académicas eran parte de la comunidad, de los socios formadores o de aquellos interesados por sacar del aula lo aprendido.
Así, las actividades y la participación se incrementaron. De dos cursos de proyectos de arquitectura vinculados, se agregaron en menos de 6 meses, otros formatos de formación educativa, cursos de actualización en la disciplina, repentinas y actividades de innovación educativa y social desde, para y con la comunidad del barrio.
3. Resultados. Medir lo que sucede.
Un gran primer resultado es posible percibir en el barrio: “se sentía mejor”. Se había creado confianza entre los que comían en el mercado, caminaban por sus calles, y entre todos se daba un seguimiento a los proyectos. De esta razón surgió la necesidad de comprender qué había ocurrido, cómo había sucedido. Desde querer conocer cuál era el impacto económico de los más de 100 estudiantes que visitaron el barrio al menos 2 veces al mes, hasta el impacto en los vecinos del barrio. Cómo había sucedido.
A partir de este cuestionamiento, la intención de la investigación que se realiza busca que mostrando este proceso de regeneración urbana, tratando de comprender qué se hizo, qué puede mejorar y sobre todo, de qué manera procesos como estos, que simplemente sacan las clases del aula, pueden crear una transformación civil en el territorio con la intención de generar aprendizajes desde la experiencia.
Hoy nos interesa conocer cuál es la forma de poder intervenir sin hacerlo, de qué forma el hecho de estar en una comunidad de forma conjunta y explotando la academia como una fuente de generación de ideas y posibilidades, logra cambiar la percepción académica de la universidad, de sus estudiantes, de los estudiantes del barrio; y también de qué forma los procesos contemporáneos de las universidades están tan cerca de transformar su entorno con pequeñas estrategias y procesos humanos.
4. Seguimiento. ¿Cómo vamos y qué estudiamos?
Después de un año y medio, buscamos encontrar los primeros resultados del impacto social provocado en este espacio territorial de la ciudad de Puebla. Esta medición tiene como objetivo integrar el entendimiento del impacto bajo tres dimensiones:
[1] Ayudar a los actores a desglosar la complejidad del mundo actual y futuro.
[2] Construir competencias en ellos para actuar un cambio en sus realidades e incubar proyectos de cambio.
[3] Ejercer una función de acompañamiento que una institución como la nuestra puede tener en la sociedad.
En esta primera etapa se diseñó una metodología cuantitativa (encuesta online a profesores con cursos vinculados al Barrio) que identifica en el último año una activación institucional que comienza a movilizar a actores internos y externos del barrio de la siguiente manera
- Un total de 12 cursos estuvieron involucrados en el barrio El Alto, generando la participación 347 estudiantes y 16 profesores de la EAAD.
- Se realizó trabajo de campo en todos los cursos con una frecuencia por lo menos una vez hasta cuatro veces al mes, constituyendo un trabajo de los estudiantes de 400 horas aproximadamente en el barrio.
- Se organizaron activaciones principalmente en cuatro de los espacios del barrio: mercado El Alto, iglesia de San Juan del Río, escuelas primarias y Casa Origen.
- Surgieron tres emprendimientos derivados de proyectos y/o actividades de aprendizaje: Casa Mariachi, un huerto comunitario y cenas en el mercado. Actualmente, por la contingencia, se encuentran en pausa estas iniciativas.
- La participación en las activaciones derivadas de los proyectos y actividades de aprendizajes se constituye de vecinos y ciudadanos habitantes de barrio, visitantes y trabajadores del sector público y privado del Barrio, estudiantes y profesores del Tec y sus familias.
- A partir de las activaciones derivadas de proyectos y de actividades de aprendizaje, se logran identificar diferentes niveles de intercambio con actores del barrio, encontrando que algunos de los cursos utilizaron sus proyectos de clase como activaciones.
En un segundo momento de medición de los impactos sociales, se hará uso de la metodología de Civímetro, una herramienta recientemente diseñada y promovida por CivicWise, una red internacional de investigadores, freelancers, colectivos y pequeñas empresas que comparten herramientas y metodologías para la reflexión y la acción colectiva en los ámbitos de la inteligencia colectiva, la innovación ciudadana y el diseño abierto. Su propósito es funcionar como una guía para la evaluación de laboratorios ciudadanos (Civímetro, 2020a). El funcionamiento de Civímetro consiste en proponer un sistema adaptable al contexto de cada iniciativa pero basado en un marco metodológico de referencia que permite comparar evaluaciones de distintas iniciativas y, por tanto, extraer y compartir aprendizajes (Civímetro, 2020a).