The impact of COVID-19 on informal settlements of Buenos Aires, Argentina.

Investigadores: Dra. Ana Laura Azparren Almeira

En su capítulo The impact of informal settlements of Buenos Aires, Argentina.  (El impacto del COVID-19 en los asentamientos informales de Buenos Aires, Argentina), Ana Laura Azparren Almeira analiza el efecto de esta pandemia en los asentamientos informales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En particular, se enfoca en la implementación de políticas públicas y el trabajo de organizaciones comunitarias para hacer frente a las consecuencias sociales, sanitarias y económicas de la pandemia en estas localidades.

La pandemia de COVID-19 ha revelado las vastas y duraderas desigualdades territoriales que persisten en las ciudades latinoamericanas. Según datos de ONU-Hábitat, uno de cada cuatro habitantes urbanos de América Latina reside en un asentamiento informal. Los asentamientos urbanos informales pueden definirse como localidades cuyos grupos de viviendas forman una cuadrícula urbana irregular, que tienen deficiencias en el acceso formal a los servicios básicos y tienen una situación irregular en relación con la propiedad de la tierra. La falta de ingresos regulares, la falta de documentación formal requerida para acceder a un alquiler y la ausencia de políticas públicas sobre estos temas dificultan que algunos habitantes de las ciudades más grandes tengan acceso a la vivienda en el mercado formal contribuyen al establecimiento y permanencia de estos asentamientos.

De esta forma, los asentamientos informales se consideran como territorios segregados. El concepto de segregación residencial es el grado de proximidad espacial de los hogares que pertenecen al mismo grupo social, ya sea en términos étnicos, de edad, religiosos y / o socioeconómicos. En las ciudades latinoamericanas, la segregación urbana se produce principalmente por este último factor. Las desigualdades sociales adquieren así una dimensión territorial, que a su vez refuerza y ​​profundiza estas desigualdades.

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y la implementación de las medidas de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO), estas desigualdades territoriales resultaron en un impacto asimétrico del virus en las localidades de la Ciudad de Buenos Aires, reflejado en las altas tasas de contagio que presentan los asentamientos informales en comparación con el resto de la ciudad durante los primeros meses de la pandemia. Estas diferencias pueden explicarse por las dimensiones estructurales de los asentamientos. A las personas que vivían en asentamientos urbanos informales en la ciudad les resultó muy difícil cumplir con los requisitos de la ASPO. En primer lugar, la falta de acceso regular al agua hizo casi imposible respetar las medidas de higiene necesarias. Además, los vecinos sufren discriminación en servicios públicos clave, como acceso a las ambulancias, ya que no ingresan a estos asentamientos.

Otra desigualdad que ha ganado una nueva magnitud en este contexto es la falta de acceso al servicio de Internet. Bajo la ASPO, la conectividad a Internet se convirtió en una necesidad fundamental para acceder a los distintos programas sociales implementados por el gobierno nacional, cuyos trámites deben ser ejecutados en línea en todos los casos. Para muchos estudiantes, fue imposible continuar sus estudios en línea por la falta de acceso al servicio y / o por su elevado costo. Finalmente, la crisis económica tuvo un impacto particular en los asentamientos informales de la Ciudad de Buenos Aires, ya que muchas personas perdieron sus empleos y muchas familias se vieron obligadas a recurrir a comedores comunitarios.

El Gobierno Nacional, en coordinación con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, diseñó diversos programas para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia, como el Dispositivo Estratégico de Prueba de Coronavirus en Terreno de Argentina (DETeCTAr),  “El Barrio Cuida el Barrio” y dos programas de asistencia económica, el Ingreso Familiar de Emergencia (EFI)  y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y Producción (ATP), Por último, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA) brindó asistencia alimentaria a las familias más afectadas.

Sin embargo, debido a la falta de alcance y problemas estructurales en la implementación de los programas de asistencia gubernamentales, las organizaciones comunitarias decidieron hacerse cargo de algunas de las tareas clave para manejar la crisis. Desde entonces, han desempeñado un papel fundamental para hacer frente a las consecuencias sociales, sanitarias y económicas de la pandemia. Estas organizaciones comunitarias y vecinos se organizaron en “comités de crisis”, con el objetivo de articular las distintas tareas de asistencia y visibilizar sus reclamos en la agenda pública. En cada una de las localidades, los comités de crisis adquieren diferentes nombres, están integrados por distintas organizaciones e instituciones (comedores comunitarios, organizaciones sociales, delegados territoriales, promotores de salud, escuelas, organismo público, etc.) y se organizan de diversas formas (grupos de chat en aplicaciones como WhatsApp, reuniones presenciales). A pesar de que los comités de crisis han sido un actor central para enfrentar las consecuencias de la pandemia en sus comunidades, sus labores no han sido reconocidas por parte de las autoridades, por lo que no reciben ningún tipo de apoyo económico ni su trabajo se ha facilitado de otras formas. 

Las desigualdades sociales y territoriales que caracterizan a los grandes centros urbanos de esta región siempre han sido notorias, pero se han vuelto dramáticamente evidentes desde el surgimiento de la pandemia de COVID-19. La gran cantidad de personas que viven en asentamientos informales en América Latina ha demostrado ser un problema que requiere respuestas urgentes.

La pandemia ha hecho visible el hecho de que, ante la inacción del Estado, la discriminación del mercado y las muchas otras dificultades que enfrentan las familias residentes a diario, las organizaciones comunitarias pueden convertirse en un actor central en la provisión de cuidados en estos asentamientos informales. Con este capítulo, se resalta la importancia del trabajo de atención comunitaria que realizan las organizaciones comunitarias en los asentamientos informales de la Ciudad de Buenos Aires, y se propone que puedan ser debidamente reconocidas y remuneradas en un futuro próximo. La autora hace un llamado a que este reconocimiento sea un primer paso necesario en el desarrollo de ciudades y sociedades más equitativas en nuestra región y en el mundo en general.


[1]  Publicado en el libro COVID-19 and Cities: Experiences, Responses, and Uncertainties (COVID-19 y las Ciudades: Experiencias, Respuestas e Incertidumbres; eds. Dr. Miguel Montoya, Dr. Daniel Lemus, Dr. Johannes Rehner y Dra. Aleksandra Krstikj).

[2]  PhD in Social Sciences (UBA), Magister in Urban Studies (UNGS) and Professor in Sociologist (UBA). Member of Health and Population Area of the Instituto de Investigaciones Gino Germani and researcher of Centro de Estudios Argentina-China (CEACh), both placed in the Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Professor in the career of Sociology (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9852-2875.